Saludas
SALUDA DEL CONSILIARIO
Para poder hablar del papel de una hermandad en la Iglesia es precisa una definición previa de la naturaleza y fines de las mismas. Eso nos permitirá reconocer sus fundamentos y su misión; no desnaturalizarlas, acercándose a ellas sólo mediante la descripción y análisis de sus actividades externas (procesiones, charco, banda…), sin atender a lo esencial.
Las hermandades, dice el Código de Derecho Canónico son “asociaciones públicas de la Iglesia Católica, erigidas por la autoridad eclesiástica competente, en las que los fieles, clérigos o laicos, o clérigos junto con laicos, trabajando unidos, buscan fomentar una vida más perfecta, promover el culto público, realizar otras obras de apostolado, el ejercicio de obras de piedad o caridad, y la animación con espíritu cristiano del orden temporal” (Cfr. CIC, canon 298).
Los fieles pueden ser laicos o clérigos (Cfr. CEC 178).
¿QUIÉN SOSTIENE LA HERMANDAD?
Si se pregunta quiénes son los responsables de sacar adelante una Hermandad rápidamente se piensa en el Presidente, Hermano Mayor y su Junta de Gobierno. Sin duda es así. Son ellos, con el concurso de los auxiliares, quienes dedican tiempo y atención para que la Hermandad funcione, se atienda a los hermanos, se cobren las cuotas, se organicen los cultos, se lleve a cabo el plan de formación, se prepare la cofradía, el patrimonio esté siempre en perfecto estado y desde la Comisión de Caridad se atiendan las necesidades que se presenten. Es a ellos a quienes corresponde el mantenimiento y el desarrollo de la Hermandad.
Pero una Hermandad no sale adelante sólo con el generoso esfuerzo de su Junta de Gobierno. De poco serviría su trabajo si no estuviera sostenido por la oración de otras muchas personas, hermanas o no y la de ellas mismas.
Cada hermandad tiene un tesoro grande en los hermanos y hermanas ya mayores, que apenas salen de casa y se pasan las tardes rezando el Rosario ante una fotografía o estampa de los titulares de su Hermandad. Las mismas imágenes que atendieron sus peticiones adolescentes; las preocupaciones por los primeros hijos; problemas laborales; de salud; la oración por el alma de sus padres y hoy, por fin, la oración serena y confiada de quienes, desde su vejez asumida, van perfilando una perspectiva de esperanza.
En el día a día de la Hermandad es imprescindible una buena gestión de la Junta de Gobierno con su presidente al frente y hermano mayor; pero la Hermandad no sale adelante sólo con decisiones más o menos brillantes o eficaces, sino con la oración callada y constante de quienes desde su casa, la serenidad del convento, o la cama del hospital van labrando los sillares sobre los que se ha de apoyar realmente la Hermandad.
Vuestro Sacerdote. Jesús
SALUDA DEL PRESIDENTE
Me considero un afortunado por tener la oportunidad de ostentar el cargo de presidente de nuestra Hermandad. Es una gran responsabilidad, no solo con l@s Herman@s Mayores y tod@s l@s Negrill@s de fila, sino también con nuestra Junta Directiva, a la que agradezco infinitamente que me acompañen en esta aventura