SAN JUAN


San Juan, el discípulo amado, es uno de los personajes secundarios de la Pasión que más ha calado en la devoción popular, de ahí que en la Semana Santa, bien procesione de manera individualizada, caso de Calzada, o bien en paso de palio acompañando a María, tal y como ocurre en muchos lugares de Andalucía.

Siguiendo la tradición, la figura de san Juan de alguna manera estará presente en todo el proceso contra Jesús, fundamentalmente en el momento de su muerte. Desde el mundo medieval siempre se le representa acompañando a la Virgen en ese momento fatal de la Crucifixión, Muerte y Descendimiento de su hijo. En el mundo barroco, sobre todo en el procesionar, se convierte en la figura imprescindible del cortejo. Por estos motivos, san Juan debió procesionar en la Semana Santa de La Calzada de los siglos XVII y XVIII.

Tradicionalmente, san Juan aparece representado con una túnica de color verde sobre la que se dispone un manto o capa de color rojo. Ambos colores vendrían a simbolizar la esperanza de la Redención mediante el amor, aquí representado en la doble vertiente del amor hacia el Maestro y la Redención por amor, manifestado por el color rojo.
La iconografía suele representarlo como un joven mancebo sin barba, por ser el más joven de los Apóstoles. En algunas ocasiones, también se representará con perilla e incipiente barba. A menudo, lleva una palma, que le fue entregada por María para que la portara delante de su féretro en sus funerales.

La imagen actual, es de tamaño natural y fue adquirida en Olot (Gerona) en los talleres del Arte Cristiano, como se puede observar en el sello de la parte posterior del manto. Se trata de una imagen seriada realizada en escayola, policromada. Representa el momento en el que Juan, levantando su mano, señala a la figura de Jesús, recogiendo su túnica con la otra. Se cubre con manto de color verde atado con un fajín a la cintura, con una decoración de estofado a base de elementos vegetales. El manto rojo se policroma también con elementos vegetales en color negro.
Su rostro representa al joven discípulo del larga melena y que posee unos rasgos muy dulces e idealizados que rayan en lo femenino. Posee buenas carnaciones, aunque algo deterioradas por el paso del tiempo y el uso.

Esta imagen procesiona el Viernes Santo por la mañana.

*Textos sacados del libro “Calzada Penitente, Pasos, Cofrades y Cofradías”, de los autores Enrique Herrera y Juan Zapata.