LA VIRGEN DE LOS DOLORES

 


La Virgen, como personaje principal unida a la figura de su Hijo por su carácter de corredentora, será la imagen que, junto con la de Jesús, más se represente en la iconografía cristiana.


De la época medieval parte la representación de la Virgen como Madre feliz que soporta al niño en su regazo, instante que se convierte en dolor y amargura cuando pasa a ser representada como Piedad que recoge en sus brazos al Hijo muerto.


Su origen se remonta a los Calvarios y Piedades medievales. Al igual que ocurrió con la figura de Cristo, el mundo barroco español trató de imprimirle un gran verismo capaz de reflejar toda clase de sentimientos, de ahí que la imagen de María fuera enriquecida con ropajes naturales, atributos y toda serie de elementos postizos que exaltaran su humanidad.


Todas las Dolorosas son imágenes “de vestir” o “de candelero”, también conocidas como “tallas de alcuza, devanadera, miriñaque o bastidor”. El busto y las manos se tallan en madera de la mejor calidad (cedro, ciprés o pino), para ser policromada después mediante carnaciones que asemejen un rostro y unas manos naturales.

Suelen ser imágenes de tamaño natural alrededor de 1,60 y 1,75 metros de altura. Todas van engalanadas con ricos y preciados tocados, mandiles y mantos, así como también aparecen portando sobre su cabeza una corona imperial o diadema, con nimbo o ráfagas, por tratarse de la Reina de los Cielos.


María recibe múltiples advocaciones, siendo las más comunes las de tipo pasional o Mater Dolorosa. Calzada cuenta desde antiguo con numerosas intitulaciones marianas, algunas ya desaparecidas, como son Ntra. Sra. Santa María del Valle, Ntra. Sra de los Remedios, Ntra. Sra del Valverde, Ntra. Sra de la Candelaria, Ntra. Sra del Rosario, Divina Pastora, etc.


Muchas debieron ser las imágenes de Dolorosas con que contó Calzada a o largo de su historia, por desgracia destruidas en los numerosos conflictos bélicos. La actual imagen la englobaremos dentro del estilo denominado como neobarroco, ya que intenta emular a las Dolorosas del siglo XVII.


Debemos hacer una clara distinción entre las Dolorosas castellanas, de rostro dramático y bello, y la dulzura de las andaluzas, connotaciones que poseían nuestras imágenes desaparecidas y que quedarán reflejadas en la que actualmente poseemos.


Nuestra Señora de los Dolores. Su nombre responde a esa tradición medieval que representa a la Madre angustiada por el dolor producido por la Pasión y Muerte de su Hijo.


Esta imagen procesiona el Viernes de Dolores y Viernes Santo, tanto por la mañana, como por la tarde.

*Textos sacados del libro “Calzada Penitente, Pasos, Cofrades y Cofradías”, de los autores Enrique Herrera y Juan Zapata.